DESPALE, AGUA ESCASA Y
CONTAMINADA

José Cristino González Castellón es arrendatario de un terreno que colinda con el río Tapacalí, naciente del río Coco. Aquí pastorea su ganado y lo lleva al río a beber agua. Pero, en los próximos años, tendrá que buscar otro terreno con acceso a agua porque el río se está secando “Si se llega a secar el agua, estamos listos”, dice el campesino.   

En verano, la población tiene problemas de abastecimiento de agua debido a la disminución de los caudales de ríos, pozos y manantiales. A esto se suma, el manejo inadecuado de las fuentes superficiales y subterráneas que abastecen de agua a las comunidades, señala el Plan de Manejo y Gestión Integral de la Sub cuenca del Río Tapacalí, elaborado en 2014 por la Universidad Centroamericana (UCA) y la Cruz Roja Nicaragüense (CRN), como parte del Programa de Gestión de Riesgos de Desastres ante el Cambio Climático del Programa Mundial “Climate Proof Disaster Risk Reduction”, implementado por la Alianza por la Resiliencia, con fondos del Gobierno de Holanda.

La mayor amenaza de sequía se presenta en la parte sur y alta de la subcuenca del Tapacalí; que comprende unas 720 hectáreas (1033 manzanas) y afecta a la comunidad Los Llanitos y el casco urbano del municipio de San José de Cusmapa.

El plan refiere que la degradación de la subcuenca es como consecuencia de la agricultura de subsistencia y la ganadería extensiva que prevalecen en la zona, del cambio de uso de la tierra, la deforestación y la poca adopción de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) y Buenas Prácticas Medioambientales (BPMA); lo cual ha provocado una drástica reducción del recurso hídrico.

La crisis de las fuentes hídricas no es solamente en la naciente del río Coco, sino que se entiende por todo el departamento de Nueva Segovia, especialmente en la Cordillera de Dipilto y Jalapa.

Bayardo Sánchez llegó a Jalapa, Nueva Segovia, hace 25 años. Hoy en día, es líder de los Comités de Agua Potable y Saneamiento (CAPS) y defensor del medio ambiente. Él ha sido testigo de la extinción y contaminación de los ríos y de las repercusiones que esto ocasiona en las comunidades.  

Los ríos caudalosos y hondos sólo han quedado en los recuerdos de Bayardo. “El agua llegaba casi al pecho de una persona … Para mí, ya no son ríos, son quebraditas”, dice Bayardo, quien no ha descarta la posibilidad de migrar hacia otro territorio en busca de agua. “Mi familia no se quiere ir, pero aquí ya no podemos cultivar”.

Karla Pozo Herrera, de la comunidad Pasmara, municipio de Jalapa, trabaja en un proyecto de instalación de sistemas de agua por gravedad. Ella está alarmada porque las fuentes de captación se están secando. Solo entre el trayecto de carretera de Jalapa a Teotecacinte, han desaparecido, al menos, ocho quebradas. “Lamentablemente, junto al Río Coco vamos a desaparecer”, lamenta.

Pozo ha observado que las condiciones varían de una comunidad a otra al momento de ejecutar un proyecto de agua. A veces, al momento de realizar el estudio de prefactibilidad encuentran que el caudal de la fuente de agua es fuertísimo, pero al poco tiempo desaparece.

La activista ambiental señala que en las comunidades de Santa Cruz y Nuevo Amanecer, por ejemplo, desistieron de construir los sistemas de agua por gravedad porque ya no hay fuentes para la captación. “Yo estoy asustada, me pasaron una lista de cinco comunidades y yo creo que tal vez sólo en una comunidad podríamos hacer un sistema por gravedad”, indica.

Karla Pozo agrega que, en muchas comunidades, ni siquiera la perforación de pozos es viable, ya que el agua se sigue profundizando, por lo que perforarlos y darles mantenimiento resulta costoso.

La líder explica que en Jalapa existen varios sistemas de agua por bombeo, pero la gente casi siempre está sin agua, ya que estos sistemas necesitan electricidad y debido a la situación económica, no hay capacidad de pago.

Hasta ahora, no existen registros de la cantidad de habitantes que, a corto y mediano plazo, pueden verse afectados por la falta total del agua. 

“La comunidad más pequeña tiene 800 habitantes. Estamos hablando de comunidades que tiene más de mil personas, y si hablamos del Champining, en Jalapa, que tienen problemas allí, son como 500 tomas y estamos hablando como de 10 mil personas”, apunta Pozo.

Las directivas de los CAPS han hecho un registro de las comunidades del municipio de Jalapa que experimentan escasez de agua, en la parte sur están: San Judas, San José, Santa Bárbara, La Mía, Entelí, Las Mercedes, Santa Cruz, La Estancia, Los Chiquirines. En parte central: El Pataste, Champining, Chublí, Santa Rosa y El Corozo. “Allí no hay agua, las fuentes se han secado”, asevera Bayardo Sánchez.

AGUA CONTAMINADA

La contaminación de las fuentes de agua que han quedado es el otro gran problema en las comunidades de Jalapa. Los muestreos evidencian materia fecal y presencia de agroquímicos.

La contaminación proviene de las partes altas de la cordillera de Dipilto y Jalapa, donde la frontera agrícola se ha extendido para dar paso al cultivo de café que requiere de la aplicación de insecticidas, fungicidas y herbicidas.

“Como las fuentes son en la parte más altas y la frontera agrícola se ha extendido hay bastante plantaciones de cultivo de café, aplicación de insecticidas, herbicidas (donde) lavan las bombas en las fuentes y abajo la gente está consumiendo el agua, tiran el envase a orillas de los ríos, tiran aguas mieles a los ríos”, explica Pozo.

José Antonio Vallejos, habitante de la Comunidad Mangas del Bosque en Teotecacinte, municipio de Jalapa, considera que el principal problema de contaminación de los ríos es la agricultura expansiva del café y tabaco, a lo que se suma, la ganadería.

“El río Limón es usado para las tabacaleras y en verano se seca. El río Pital viene de Honduras, cruza la frontera, desemboca en el río Poteca. Ambos llegan al río Coco. Sus aguas además de ser extraída para los cultivos de café están contaminados de aguas mieles y pesticidas utilizados por los finqueros hondureños y nicaragüenses. Todo esto está contaminando los pocos ríos que quedan vivos, el agua no es potable, ya no tenemos agua para beber”, señala Vallejos.

Hace unos diez años, la comunidad dejó de tomar agua del río debido a la contaminación. Actualmente se abastecen de un pozo ubicado en una propiedad privada, puesto a disposición de la comunidad por su propietario. La Alcaldía Municipal tuvo que dar mantenimiento al pozo para que sus aguas pudiesen ser aptas para el uso doméstico.  

En Jalapa, a excepción del casco urbano, el agua que consumen no es potable, asegura Bayardo Sánchez. “Bebemos agua entubada, porque las aguas son contaminadas totalmente por aguas mieles, cambio del uso del suelo, productos tóxicos y excrementos de los mismos humanos y animales. Estamos bebiendo agua cruda”, dice Sánchez.

A Bayardo Sánchez sólo le que quedarían dos opciones: continuar su lucha por la defensa de las fuentes de agua y los bosques o migrar. Bayardo, cree que aún hay tiempo de frenar la deforestación y la contaminación, solo apela a la voluntad política del régimen de Daniel Ortega.

-Créditos-

Abigail Hernández
Elizabeth Romero
Oscar Navarrete