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Según información emitida por la organización de Naciones Unidas (ONU Mujeres México) en los últimos años las mujeres migrantes constituyen aproximadamente el 20% de la población migrante en tránsito irregular que pasa por México, es decir que, alrededor de 30,000 mujeres al año cruzan el país para intentar llegar hasta Estados Unidos, en su tránsito enfrentan una serie de situaciones plagadas de violencia: discriminación, estigmatización, secuestros, agresiones físicas, psicológicas y sexuales en muchos casos. Una realidad que ha convertido a México y su frontera norte en un verdadero infierno para las mujeres migrantes, que saben que su principal desafío es sobrevivir al territorio mexicano.

Por Yatama Jarquín | Galería News| Diciembre 2022

La migración irregular tiene determinadas características, en el caso de las mujeres centroamericanas, se establece que nueve de cada diez mujeres en tránsito viajan principalmente por carretera. Por ello, se establece que algunos de los riesgos que enfrentan están relacionados con las acciones de control y verificación en los retenes y puntos móviles ubicados en distintos zonas estratégicas del país, lo que evidencia la falta de control y políticas públicas de protección para mujeres migrantes en tránsito, según informa ONU Mujeres México.  

Una realidad que muchas mujeres nicaragüenses han conocido de primera mano, pues han sido protagonistas dentro del infierno mexicano.



II
México el infierno al que sobreviví

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Catorce líderes políticas permanecen detenidas en Nicaragua desde el año 2021. Raquel, es el nombre que usa esta política nicaragüense para darnos esta entrevista, ella no teme por su seguridad pero habla desde el anonimato para contar el doloroso precio que pagó en busca del asilo político estadounidense que la protegiera de las cárceles nicaragüenses.


La Ultima Frontera | © Galería News| México el infierno al que sobreviví

Raquel es una reconocida y joven activista que desde 2018 se involucró en las protestas contra Daniel Ortega y Rosario Murillo. Aunque intentó bajar su perfil, dice que ya estaba en el radar del régimen sandinista. Cada día recibía asedio policial en su casa y en la universidad donde cursaba el último año de la carrera de derecho. 

A esta joven de 28 años le inquietaba ser detenida una noche cualquiera y convertirse en una rea más. Entonces, junto a su padre tomó la decisión de exiliarse, salió del país a finales del 2021. Raquel utilizó la carretera panamericana norte para surcar Centroamérica hasta llegar a México, donde inicia el infierno de miles de mujeres migrantes. 

En tres meses de estancia en suelo mexicano, Raquel sufrió a manos de las autoridades mexicanas: confiscación de pertenencias, detención, extorsión y múltiples violaciones sexuales. Fue en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas situado en la frontera norte que empezó la pesadilla de esta nicaragüense. Primero, ella y su padre fueron asaltados por los propietarios del alojamiento en el que se hospedaron luego que estos los identificaran como migrantes. 

Aunque padre e hija se intentaron defenderse aduciendo que portaban documentos legales para permanecer en el país, después de ser asaltados fueron entregados a la Guardia Nacional de México. 

Raquel estuvo detenida 28 días. “Los militares entraban a la zona donde solo estábamos mujeres para intentar abusar de nosotras”. Una noche, el mayor temor de Raquel se cumplió, fue ultrajada sexualmente en el centro de detención por uno de los custodios. No fue el único, ni la única vez, ni tampoco la única mujer que lo vivió, los custodios son los reyes, “hacen lo que quieren con los cuerpos de las migrantes” nadie los vigila o controla, “aprovechan las noches para violar a las mujeres que les gustan y te mantienen allí el mayor tiempo posible”, ninguna migrante esta a salvo y según señalaron las jóvenes entrevistadas para este reportaje “no hay diferencia entre los abusos cometidos por los traficantes de personas y los cometidos por los oficiales de la guardia nacional en las zonas de paso de las mujeres migrantes”.

Detención| ©El Gato Lunar| Galería News

Además, de ser robada, violada, golpeada, humillada también fue extorsionada, Raquel recuerda que para salir del centro de detención de Tuxtla Gutiérrez y avanzar hacia el río Bravo, un delegado del Instituto Nacional de Migración solicitó a cada uno de los y las detenidas la cantidad de siete mil pesos mexicanos, unos 320 dólares estadounidenses.

Las cicatrices emocionales y físicas que quedaron en el cuerpo de Raquel luego de los abusos vividos, solo son superadas por el dolor de haber dejado en Nicaragua a su madre de 70 años, habla con ella a menudo, su madre la continua llamando para alertarle de que la policía regresó a su vivienda a preguntar por ella, le suplica que no vuelva para que no corra peligro y cuando su madre entre sollozos le pregunta ¿cómo está? Raquel, le contesta lo más segura y convencida que puede “Yo estoy bien, no se preocupe. Estamos bien”. 

Lejos| © El gato Lunar| Galería News