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Bluefields, Nicaragua, 27 de abril de 2021.-Wendy y Adelys Molina Andrew son jóvenes afrodescendientes de Bluefields, Región Autónoma de la Costa Caribe Sur Nicaragüense; ambas hermanas han emprendido un servicio de referencia que atiende una de las demandas de consumo en la comunidad afrocaribeña, el manejo de su cabello, particularmente el de las trenzas y extensiones que más que un estilo de vida, es un símbolo de la identidad cultural kriole y una forma para expresar sus raíces. 

Por: Ileana Lacayo, Kalúa Salazar y Jesús Salgado

Becky, Shira, Ana, Wendy y Adelys son mujeres que desde su rol de defensoras, feministas, empresarias y lideresas marcan la diferencia en el Caribe de Nicaragua.

  • Te presentamos la historia de Wendy y Adelys, las hermanas emprendedoras
Wendy y Adelys, las mujeres que rescatan la identidad Kriole 
Somos mujeres krioles, de niñas soñabamos tener extensiones de trenzas, productos para que nuestros cabellos lucieran hermosos, conocemos lo que necesitamos las mujeres afro y hemos encontrado un nicho importante en Bluefields para nuestro negocio

Desde muy pequeñas se enfrentaron al trabajo duro; crecieron vendiendo al lado de sus padres en su natal Beholden (uno de los tradicionales barrios de Bluefields). Su mamá horneaba de todo tipo de repostería queque de quequisque, yuca, empanadas de plátanos) y su papá pescaba  (camarón, langosta y pescado). De esa experiencia obtuvieron un aprendizaje que se posicionó en como una forma de vida, sana y responsable. 

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Para mejorar sus condiciones de vida, las hermanas Molina Andrew   ingresaron a la universidad para estudiar la carrera de Administración de Empresas;  pero por las limitaciones económicas abandonaron  la universidad.  Adelys en un hotel, a diferencia de  Wendy, como contadora en una tienda;  pero como en la mayoría de los trabajos, se hace de todo y es muy poco el pago. 

En ese vaivén de sus vidas, se decían así misma: “Si eres, mujer, joven, no tienes capital, ni recursos, ni experiencia, estas condenada a trabajar para otros” Así fue como ambas hermanas visionaron que no podían seguir trabajando para otros; ya que el trabajo es mucho y la paga no ajusta para los gastos en la casa, por tanto tenían que hacer algo para mejorar sus condiciones de  vidas:

La solución: ser “ship out- embarcada”, la alternativa para ahorar, juntar capital y poder invertir en lo que habían soñado. “Así fue como decidí irme a trabajar en barcos turístico, en el 2003 conseguí mi primer contrato;  y en el 2020 con la pandemia del COVID 19 me quede sin empleo”, nos dice Wendy.

Imágenes de archivo e internet

La confianza y complicidad mutua ha sido importante para las  hermanas Molina Andrew, mientras Wendy trabajaba embarcada, Adelys le ayudaba a cuidar a su hija, también a iniciar con el negocio y  con la administración de sus ahorrros.

Adelys recuerda lo siguiente: “Wendy Molina compraba y mandaba los productos para el cabello y yo los vendía a las amistades en Bluefields, luego puse una mesa en el corredor de la casa, así poco a poco tuvimos más clientes y mejoraron las ventas …”

Wendy a través de su trabajo  pudo visitar diferentes países, particularmente en las islas del Caribe que son comunidades semejantes a Bluefields;  vio grandes inversiones en el campo de la belleza, y como la población afrodescendiente invierten  en el cuido de su cabello, las trenzas, los estilos, los colores.

En África, históricamente las trenzas podían ser usadas como una manera de expresar religión, familiaridad, estatus, edad y composición étnica, las trenzas muestran una manera de estar conectados a su herencia y para aseverar su independencia.  Por la época en que la esclavitud fue abolida, las mujeres negras en América tendían a alaciar su cabello, aun cuando ya eran libres, estas mujeres todavía necesitaban esforzarse para encajar, y tener «buen» cabello era una manera de hacerlo, las mujeres con el cabello lacio, como las mujeres blancas, eran consideradas bien ajustadas y eran más aceptadas,  sin embargo, después de más de 70 años de resistencia y de promoción de la diáspora africana, la identidad afrodescendiente marcó su estilo en el cabello como un símbolo de libertad e independencia. 

“Somos krioles, nos parecemos con esta gente y nos encanta vernos bien, por eso invertimos en nuestro cabello, pero ni en Bluefields, ni en la Costa he visto un negocio como este”   eso le comentó Wendy a su hermana. 

Posteriormente  Wendy habló con una señora en la isla San Martín (Mar Caribe, a 240 Km de Puerto Rico) ella era una de las dueñas de un establecimiento con productos para el cabellos, el pelo falso las trenzas, y así pudo conocer  más de los productos, “Comenzaron a comprar esos productos y los pusimos en una mesa en el corredor en la casa de mi mamá, ahí vendíamos pelo falso y tratamientos en envases pequeños” 

Con el paso de los años su situación económica mejoro, por lo cual pudieron  alquilar un pequeño local en el centro de la ciudad.  En el año 2011 abrieron la tienda “Beauty Supply Kivia”.En el 2015 lograron comprar y contruir su propio edificio en el Barrio Fátima de Bluefields, siendo hoy una tienda de referencia para la venta de productos de belleza con sello para la mujer afro.

En junio 2020 a causa de la pandemia mundial del Covid 19, cienes de costeños, la mayoría mujeres que trabajan en los cruceros internacionales fueron enviados a casa, Wendy fue una de ellas y al llegar a su natal Bluefields se sumó al trabajo de la tienda con su hermana Adelys, en esos días el movimiento fue muy bajo, estuvieron a punto de cerrar pero esa es una decisión difícil de tomar cuando tienes familia. 

Wendy dice “veo que las ventas bajaron, algunas vitrinas están vacías, no sé cuánto tiempo voy estar en tierra, no sé cuánto tiempo va durar esta espera, entonces hay que hacer algo, y recordaba junto a Adelys, los días de niña que vendíamos los queques que hacia mi madre, y yo soy muy buena en eso, entonces dijimos vamos a iniciar como comenzamos, hay que hornear” y así comenzó a hacer tortas de leche, zanahoria, banano, fruta de pan, quequisque, yuca, ginga beer (fresco tradicional de la comunidad afro) entonces se agregó a la tienda de trenzas la vitrina con los bocados tradicionales que apetecen al costeño: queque de yuca, de quequisque, de leche, de chocolate, de zanahorias, de calabaza, de maíz, Paty, de plátanos, y las bebidas bien heladitas, y todo se empezó a vender y ya no pudo parar, tuvo que seguir horneando, se llenó la vitrina y la gente no paró de comprar. 

Para tener este negocio han tenido que enfrentar algunas dificultades, los productos vienen del exterior, el traslado y retiro de las productos es un proceso lento, “si invertimos en este mes y compramos el producto,  viene llegando uno o dos meses después, y para recibir la mercadería, los que transportan no sacan contenedor hasta que esté lleno, luego cuando viene el contenedor se debe esperar entre 15 y 20 días más, porque la aduana tienen que revisar e inspeccionar,  antes la aduana era en el Bluff y se hacía más fácil,  ahora es en Rama y  a veces hay que viajar hasta Managua para poder recibir la mercadería, atrasando el uso y comercialización de los productos”, dijo Molina

Sin embargo siempre buscan potenciar el lado bueno de las cosas, motivo por el cual han tenido logros muy importantes, Wendy tiene el contacto directo con los proveedores extranjeros, Adelys ha viajado y ha tenido la oportunidad de conocerlos también de buscar a otros proveedores, en algunas ocasiones Wendy aplica y pone las extensiones, ella recibió un curso en Costa Rica para aprender a colocárselas en cosidos, hileras, pegar pelucas, tienen clientes de Managua, Corns Island, Puerto Cabezas, Laguna de Perlas en Tasbapounie y Nueva Guinea.

El respeto y aprecio que se tienen como hermanas ha logrado que se mantengan posicionada aún frente a las adversidades de la pandemia, la crisis económica, el desempleo, aun con sus esfuerzos se establecieron en su propio local para dejar de pagar por renta y tampoco tuvieron que hacer préstamos a bancos ni financieras,  porque fue un sueño de niñas y una lección de adultas de valerse por sí mismas para mejorar su economía y la vida de sus familias.

Las hermanas Molina Andrew contentas que próximamente abrirán otra tienda  en una de las calles centricas de la ciudad, actualmente están estableciendo contactos y estrategias para distribuir los productos en tiendas, salones de belleza y municipios de la región.

Los hijos de ambas hermanas están atendiendo a clientes y aprendiendo más el arte del negocio,  acompañan  a sus madres como lo hicieron sus abuelos,  ellas están conscientes  que la vida puede mejorar cuando concretizas tus sueños; el triunfo de las hermanas: Molina Andrew radica en la confianza y el apoyo mutuo que se han brindado a través de los años.