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Bilwi, Nicaragua 14 de abril de 2021.- Shira Neoime Miguel Downs, nació en Bilwi, Puerto Cabezas, tiene cuarenta años de edad. La mitad de su vida, ha sido parte del Movimiento de Mujeres “Nidia White”, del que actualmente es coordinadora. Desde los trece años de edad, se integró a grupos defensores de derechos humanos y feministas.

Becky, Shira, Ana, Wendy y Adelys son mujeres que desde su rol de defensoras,  feministas, empresarias y lideresas marcan la diferencia en el Caribe de Nicaragua.

  • Te presentamos la historia de Shira Miguel
Shira Miguel
La costeña que desde el Movimiento de Mujeres “Nidia White” acompaña a las víctimas de abuso y violencia en la Costa Caribe Norte de Nicaragua

Por: Ileana Lacayo, Kalúa Salazar y Jesús Salgado

Shira, junto al colectivo “Nidia White”, fundaron el albergue “Centro Integrado”, donde atiende a niñas y mujeres indígenas, víctimas de violencia intrafamiliar

Tiene dos hijas, a las que adora y las educa para empoderarse de sus derechos y libertades.

Es licenciada en derecho, tiene postgrados en litigación oral, sicología forense, violencia de género y trata de personas. Tiene una Maestría en género y ciudadanía intercultural.

“No podemos hablar solo de desigualdad de género, sino de las desigualdades que enfrentamos, sobre todo, las mujeres indígenas y afrodescendientes de la Costa Caribe. A diario, nos enfrentamos a violencia por nuestra identidad étnica, por ser pobres, por la lejanía geográfica y por ser mujeres …”

Shira miguel

Los Huracanes Eta e Iota dejaron al descubierto la vulnerabilidad de las niñas y mujeres del Caribe Norte ante el abuso.

“Después de los huracanes, no he podido parar, porque, he sentido una mayor necesidad de ayudar, de proteger a mujeres y niñas. Si antes, cuando tenían condiciones básicas viviendo en una casa, si entre cuatro paredes, que se supone estaban protegidas, aun así, sufrían abusos, ¿y ahora que no tienen casa, que quedaron sin nada, te imaginas el grado de vulnerabilidad de estas personas? 

Shira, explica que, con el estado de emergencia que se vive en los municipios de Puerto Cabezas, Prinzapolka y Waspam, la situación de violencia, abuso físico y sexual, se han cuadruplicado para la niñez y mujeres.

Familias enteras, que fueron evacuadas a centros urbanos como Bilwi o Waspam, ahora andan deambulando, pidiendo posada un día en una casa, otro día en un corredor. Muchas, no han podido regresar a sus comunidades, porque perdieron sus viviendas, sus cosechas, sus animales. “En Bilwi, por ejemplo, vemos niñas, niños y mujeres, durmiendo en corredores o zonas públicas. Incluso, hay niñas que sufren acoso o abuso, por el simple hecho de ir a prestar una letrina en una casa, por pedir comida o pedir limosna, para poder sobrevivir …”

La Costa Caribe Norte de Nicaragua, no sólo tiene los niveles más altos de pobreza extrema, sino también, encabeza listas de mayor violencia hacia niñas y mujeres en el país, tal como lo explica Shira: “estas situaciones, ya existían en nuestra región, sin embargo, con la emergencia se suman otros riesgos y se agudizan otros …”

También, las denuncias, el registro de casos de trata de personas, han aumentado durante los últimos meses. “La organización, no sólo se ha visto inmersa en atender mayor caso de violencia, abuso y trata de personas, sino que también, hemos tenido que aliarnos y gestionar ayuda humanitaria para las mujeres en las comunidades”, confirma Shira.

Lea también: Miskitas una vida entre huracanes. Parte II

Desde la organización, Shira Miguel, junto a un equipo multidisciplinario, no han dejado de acompañar a las mujeres y niñas víctimas de abuso y violencia. Ellas, están convencidas que más que talleres de capacitación o de un programa educativo de formación, necesitan inspirar confianza en las mujeres y generar oportunidades para que ellas generen cambios en su vida.

“No basta que asientan la cabeza en los talleres, necesitamos escucharlas, contarles incluso de nuestras vidas, inspirarles confianza. Es un proceso que nos sana a todas por igual, porque hemos vivido experiencias similares y juntas podemos recuperar la tranquilidad que merecemos”. 

Porque, está vinculado también a un tema de pobreza, a un tema de acceso de oportunidades. “Tu condición étnica y ser mujer, aumenta tu condición de vulnerabilidad. Son las mujeres y niñez, las que llevan la peor parte, por ser pobres y vivir aisladas geográficamente, como la mayoría de comunidades en el Caribe de Nicaragua…”

Ahora mismo no es solo llevar el mensaje contra la violencia y denuncia, sino también llevar alimentos, ropa, zapatos, medicamentos.

“Las necesidades se multiplican y no solo podemos hacer trabajo de prevención y atención a violencia, tenemos que luchar además contra el hambre de la gente, la desprotección, la salud, entre otras necesidades.