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Managua, Nicaragua, 25 de febrero de 2021.- El 19 de abril de 2018, a «medio día» hora del almuerzo nicaragüense, el país recibía el mensaje más “desafortunado” de la historia, un odioso discurso que dejó al descubierto la estrategia política utilizada por el Gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) en los últimos 38 años, la difamación y el insulto como herramienta de combate político expresados por Rosario Murillo, que fue el detonante perfecto para que las mujeres de todo el país se pusieran en pie de lucha.

Todo cambió en Nicaragua, desde el 20 de abril, durante 149 días continuos las mujeres de todo el país protestaron incansablemente contra lo que denominaron la dictadura de los Ortega – Murillo.

Por HAAL y CARTER

Una verborrea hecha comunicado gubernamental provocó el levantamiento general de un número importante de mujeres que aún no habían salido a protestar y que se conmocionaron tanto con los insultos proferidos por Rosario Murillo. Decidieron salir a las calles para ubicarse en la primera línea de batalla frente a lo que consideraron era «una dictadura manejada por Rosario Murillo» inconstitucional Vicepresidenta de la República de Nicaragua.

De su hostigosa voz débil, melosa y poco creíble se escaparon tonos de enojo y desprecio ante la ciudadanía que se levantaba, Murillo o “Chayo” como se le llama en Nicaragua, entre rabia y odio expresaba en su discurso:

«Seres mezquinos, seres mediocres, seres pequeños. Esos seres pequeñitos, mezquinos, mediocres. Esos seres llenos de odio, todavía tienen la desfachatez de inventarse muertos. Imagínese hasta qué extremos llega la maldad», se le oyó decir como si de un ser poseído se tratara.

La cosa Murillo. Imagen: El Gato Negro

“Que tristeza da la manipulación política de los mismos de siempre, esos minúsculos grupos que azuzan y desestabilizan para destruir Nicaragua”, un discurso que entre insultos hilvanados llegó a llamar “vandálicos” a cualquier nicaragüense que marchara en las calles exigiendo justicia por los jóvenes asesinados, por la libertad de expresión, de protesta, justicia y democracia en un país en donde en los últimos 10 años se venían violando todos los derechos humanos.

Ese día pareciera como si Murillo quiso olvidar que la juventud que protestaba, a la cual su administración había enviado a golpear, a herir, a asesinar y a secuestrar por la sancionada Policía Nacional habían sido paridos y criados por mujeres.

Lea: Mujeres nicaragüenses que no se rinden y arriesgan

Para la excomandante guerrillera Mónica Baltodano las acciones represivas y violatorias hacía los derechos humanos de la ciudadanía por parte de Murillo y Ortega en los primeros dos meses de protesta habían permitido que la participación de las mujeres en los procesos de insurrección cívica fuese masiva; «se habla de más del 50 %», señalaba Baltodano a Galería News durante un plantón realizado en las inmediaciones de la Rotonda de Metrocentro en la ciudad de Managua, el día 7 de junio de 2018.

«Las mujeres, las madres, las hermanas se han sentido agredidas. Las mujeres somos muy decididas, las mujeres hemos decidido avanzar y eso también motivó al pueblo, la presencia de las mujeres en las calles ha motivado la presencia de otros sectores, aquí ya no hay vuelta atrás, para las mujeres y el pueblo de Nicaragua sólo queda alcanzar la libertad y eso lo vamos a lograr cuando Ortega y Murillo se vayan».

En el mes de septiembre de 2018 la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) explicaba que hasta el 2 de septiembre de ese año, las fuerzas policiales y de choque utilizadas por la administración Ortega – Murillo para reprimir las protestas habían asesinado a 481 personas, lesionado a 3,903 nicaragüenses y secuestrado 1, 338 personas.

Marcha del 30 de Mayo de 2018. Serie Flores para Nicaragua. Archivo Galería News. Fotografía Laby.

Organizaciones defensoras de derechos humanos como el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, también resaltaba que todas las acciones de represión eran realizadas por agentes de la Policía Nacional y grupos paramilitares al mando de la pareja presidencial Ortega-Murillo, además afirmaban que la represión armada utilizada como mecanismos de defensa era la muestra del desprecio a la vida humana y el odio en las palabras expresada por Murillo eran el mejor ejemplo.

El asesinato de cientos de jóvenes era la razón que provocaba que miles de mujeres salieran a las calles a protestar.

«El motivo es simple», dijo Mary Reyes una manifestante incansable durante las protestas de 2018, “las mujeres de Nicaragua somos las protagonistas de esta lucha, todas esas madres que fueron capaces de criar chavalos que no se rinden, chavalos decididos y con agallas, al igual que chavalas dispuestas a todo… en lo personal siento como joven y como mujer que siempre fui menospreciada, pero ese era un momento decisivo en la historia y el futuro del país, a las mujeres se nos vio en marchas, trincheras, acuarteladas llevando víveres, estábamos en todos los espacios… en cuestión de género, las feministas ¡nos hemos fajado y nos ganamos el respeto que merecemos… porque no habrán más oportunidades en este país con la dictadura!”

La visión de Reyes no es muy distinta de la de “Wiccca Poderosa”, como se hace llamar para esta entrevista, una joven estudiante de Derecho, también manifestante activa y que sin representar a ningún partido salió a protestar a las calles aunque se jugara la vida. “En las revoluciones, siempre, nosotras las mujeres hemos estado presente y jugando papeles importantes, ya sea por nuestra naturaleza de guerreras o también como madres que buscamos como ayudar a toda costa”.

Reyes y Wicca Poderosa, empezaron a protestar cuando tenían 20 y 24 años respectivamente, ambas reconocen que en la revolución cívica iniciada en abril de 2018 “hubo un punto muy importante, las mujeres hacíamos trabajos que pensábamos que no estábamos actas a realizar a causa del sistema patriarcal, con el tiempo hemos probado que no es así, por eso la importancia que tenemos como mujer en la revolución actual en Nicaragua, es que nos hemos convertido en un camaleón ante las circunstancias que nos toca vivir, ya sea, como apoyo moral para nuestras familias u organizando esta lucha a toda costa, nos unimos en trincheras hasta el punto de salir con ellos [los hombres] a las calles, como apoyo moral y también en el combate, por lo cual la mujer se ha vuelto un punto crucial para la victoria o derrota en esta revolución”.

Ellas, al igual que cientos de mujeres de todas las edades, como Doña Martha hoy de 89 años, participaron en cada marcha pidiendo a gritos “¡que se vayan Ortega y Murillo!.

Voy a estar en la calle el tiempo que sea necesario, no me voy a cansar, que se vayan, nunca vote por Daniel, siempre supe lo que era, luché en los ochenta contra él, en los años 80 Ortega nos decía traidores, ahora ahora Murillo nos dice vandálicos, nunca pensé que iba a seguir luchando ahora vieja seguiré, voy a estar en las calles hasta que dejen vivir a nuestros hijos, hasta donde mis fuerzas me lo permitan, a las mujeres nos asesinan cada vez que matan a un joven aunque no sea de nuestro vientre, es nuestro en el corazón y por eso estamos en la lucha, en Nicaragua, hoy, la  hija, el hijo de una mujer es el hijo de todas” afirma dolida Martha.

Las insurrectas de Nicaragua, las vandálicas como han sido conceptualizadas por Murillo, que más allá de un intento de etiquetarlas como destructoras de su mundo místico, asumen su realidad como la lucha diaria por destruir un sistema corrupto que asesina, tortura, secuestra, encarcela y desaparece a los hijos, a sus hermanos y hermanas, a sus familias, amigos y colegas, por eso, desde 2018 hasta la fecha miles de mujeres nicaragüenses con la cara al descubierto siguen denunciando con banderas en mano, con puños en alto los atropellos cometidos por las instituciones del Estado administradas por Ortega Murillo, quienes a base de corrupción instauraron una dictadura en el país.

Serie Mujer en Lucha. Archivo Galería News. 30/07/2018. Fotografía Laby.

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