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2023, es un año clave para la iglesia católica nicaragüense ha sido el hito de la persecución para la criminalización de la iglesia y sus líderes religiosos, más de 15 sacerdotes encarcelados y miembros cercanos a las curias nicaragüenses, expulsión de congregaciones religiosas del país y cancelación de tradiciones culturales católicas en el país.

Una cancelación realizada con el objetivo de ser sustituidas con otras actividades religiosas con matices políticos partidarios, la tradicional estrategia sandinista que trata de sustituir dichas actividades para crear confusión entre la ciudadanía atrayéndolo a espacios en el que puedan adoctrinar a la población.

Un secuestro cultural frustrado que parece no confundir a la feligresía católica ni a la mayoría de sus liderazgos religiosos que siguen perseguidos como lo fueron durante 10 años de gobierno militar sandinista (1980 – 1990), en el que la Iglesia fui víctima de acciones hostiles (Leer: Ortega en guerra abierta contra la libertad de pensamiento).